Las Buenas Noches

COMENTARIO
Hay grupos que no viven de la música, que recurren a ella como deseo, como vocación, asi explica Daniel Cuberta, componente de Las Buenas Noches. Son uno de esos grupos de amigos que como afición empiezan a componer letras y a introducir instrumentos exóticos, digamos, a jugar con la música, antes de acabar la treintena. Y a veces se empieza y no se para, sobretodo como en su caso cuando su música gusta, y mucho.
La capital sevillana, donde residen tres quintos del grupo, comienza a acogerles allá por el 2008 cuando lanzan `Aventuras Domésticas´. Independientemente de que tengan sus trabajos, el amor a la música y el público, suponemos, les han hecho sacar el pasado abril `Un mal día lo tiene cualquiera´. Otro disco de sanación y meditación -así lo definen ellos- o folk imaginario, más trabajado y denso que el primero. Ha sido grabado, un día cualquiera, o dos, en el estudio de La Mina de Raúl Peréz.
Una colección de instrumentos cosen sus canciones. Al verlos en directo sorprende como las reliquias de diferentes partes del mundo cobran vida, a su manera, a la manera que ellos han decidido. El último disco es más acústico, pero no olvidan sus letras metafóricas, que evocan a la historía, a la filosofía, a la cultura popular, al campo...Ambos son discos que se pueden y se deben escuchar una y otra vez, no es música fácil, agrada tanto que engancha. Además relaja.
Los componentes son una panda de artístas, Rubén Alonso, Camilo Bosso, Dani Matas, Daniel Cubertas y Miguel Brieva. Los dos últimos ilustres, el primero por su trabajo audiovisual y el segundo por sus cómic e ilustraciones. Por tanto, Brieva es quién se encarga del diseño y dibujos de los discos, además de la web.
Todos ellos están contentos así, sin manager, sin dependencias ni explicaciones. Alaban internet por la facilidad que les ha dado para ser conocidos, y no tienen problema en ofrecer de manera gratuita, la descarga de sus discos a través de una licencia Creative Commons.
Enigmática, mística, poética, espiritual... Su música absorve, emboba y despierta el espíritu viajero que todos llevamos dentro.